sábado, 5 de noviembre de 2016

 De niña, miraba al cielo y jugaba a las damas con la nubes. Nada original por que en la infancia es un ejercicio visual bastante habitual.
Solía correr por los campos y trepar a los árboles con una agilidad desbordada de vitalidad. Sentada en la rama mas acogedora pero no la mas alta, inventaba todo tipo de historias y hasta llegaba a escenificarlas. Conseguía ser todos y cada uno de los personajes con diferentes tonos de voz.
Al crecer tuve la imperiosa necesidad de contar lo que pasaba por mi cabeza mediante la escritura para ello tomaba algo de comer de la despensa, lápiz y papel y me alejaba del mundo durante horas.  Conmigo siempre iban una prenda especial que acompañaba y guardaba todos los sentimientos o  un objeto pleno de recuerdos y emociones.  En la niñez una bufanda, en la adolescencia el anillo de cobre que tiró a la basura mi primer amor y que recogí como si fuera de oro. En la juventud la camisa que me trajo de Inglaterra el chico que robó mi primer beso y por el que tantas lágrimas derramé.
 En la madurez  me acompañé de mi misma... quizá porque descubrí que es lo único realmente valioso que irá conmigo hasta el final de los días.
Hoy me he puesto el chaleco de mi padre que, a pesar de los años, aún conserva su aroma y...escribo en la soledad de la tarde. Escribo para mí, entre el silencio de las horas que caminan despacio como caracoles perezosos.

El cuadro del invierno aun duerme en el estudio esperando el despertar de mis pinceles. No tengo prisa. Se está formando suavemente sobre el torbellino de la creatividad que conforma mi mente...cuando se encuentre preparado tomará mis manos, sentará mi cuerpo frente al caballete y dará libertad a la creación engendrada en mis entrañas.
Mientras, seguiré escribiendo

Todo llega en el momento apropiado..Todo.
Esperaré en la cima de la esperanza.

sábado, 29 de octubre de 2016

De madrugada se ha enredado entre las sábanas un personaje silencioso. Deslizándose ha llegado hasta la imaginación y allí ha comenzado a hablar de si mismo.  Su verborrea era tal que me estaba agotando mentalmente. No he tenido mas remedio que saltar de la cama hasta tomar la pluma y papel para describirlo.

De este modo, hoy he comenzado a escribir mi segundo libro.
De este modo  regreso a la vida.

domingo, 23 de octubre de 2016

 A pesar de la lluvia, de los días grises de esas canciones que nos llevan hasta los amores rotos. A pesar de los pesares...hay que reír. Dicen que hacerlo, entre otras muchas cosas, activa el organismo, sube las endorfinas y aumenta la serotonina. Y no hay que olvidar la belleza que sale de nuestro interior y la juventud que dibuja toda nuestra piel aunque esté arrugada por los años de vida.
No es tan complicado, solo hay que rodearse de personas que llenen nuestro corazón de sonrisas. Huir de las que lo oscurecen y dejarse llevar hasta la carcajada.
Si te resulta difícil, ensaya en el espejo...veras como al cabo de los días la alegría que has dibujado para ti se proyecta en los demás y...eso es algo parecido a la felicidad.

Aunque los tiempos estén cambiando y...llueva y... queramos meternos en casa para tirarnos en el sofá....y...nos encante lamer nuestras heridas...Hay que reír, aunque sea de uno mismo. Es el mejor de los comienzos.

feliz tarde de domingo.


sábado, 22 de octubre de 2016

Hoy camino hacia un silencio iluminado. Una quietud sonora y hacia ese sabor denso y trasparente que proporcione energía a mis células.

Cae la lluvia con sonido intermitente. Presto atención y al cabo de un rato las diferentes gotas forman música para mis oídos. En este instante solo existe eso y una sensación de felicidad me invade a pesar del insistente malestar. 

Me he levantado, como tantas otras veces, con el cuerpo pesado, dolorida la cabeza con sus ojos, mejillas, cráneo, mandíbula…enmarañados entre la fatiga y la tristeza.
La oscuridad desea conquistar mi territorio pero no creo que pueda conmigo. Un ser humano es más que todo eso, tiene armas invisibles y poderosas que si sabe utilizar puede llegar a ser invencible.
Yo, estoy aprendiendo el arte del boxesgrima donde se utiliza el cuerpo para esquivar los golpes y la paciencia como florete. Con ello el dolor no llega a extinguirse pero evito que crezca y me invada por completo. 
Algo es algo.

La vida no es sencilla para nadie, aunque hay que reconocer que algunos lo tienen, o tenemos, más complicado que otros. Yo opino hay que ser consciente solo de una cosa: Somos lo que somos y únicamente existimos en este maravilloso y efímero presente. Razón imperiosa por la que merece la pena vivir con plenitud, aunque no sea todo lo maravilloso que nos gustaría. La realidad del instante no la construimos nosotros. Como vivirlo y disfrutarla SI.

Os puede parecer una estupidez…pero si lo escribo llego a creerlo y si lo creo mi cabeza se despeja. Entonces, comienzan a brotar esas esperanzas verdes y azules. Esperanzas de risas y horas despejadas.

Sin dolor.
Sin prisas.
Cerca muy cerca de ese silencio iluminado que riega de paz a mi corazón y alimenta mis células sedientas de energía.

Para aquellos que me habéis leído, deseo un espléndido y saludable día.
Yo lo tendré, seguro. Porque lo deseo desde dentro y con la fuerza de las entrañas. Ya os contare.


sábado, 15 de octubre de 2016

Vivimos juntas pero no somos lo mismo.

Ella es una afortunada que da la lata constantemente, se pone pesada más de una vez y entra en crisis para llamar mi atención.
Yo, a su pesar, mantengo mi individualidad aunque cada noche se adhiera a mi piel e invada el corazón en varias ocasiones, de esa tristeza oscura, densa y pegajosa que le caracteriza. Esa tristeza que penetra mis emociones de repente y sin avisar. La veo venir como una masa gris, veloz hasta llegar a mis vísceras, venas, sangre para quedarse calentita durante un tiempo. Al principio duele esa sensación de abandono, de frialdad que deja esa presencia que todo lo llena y vacía. Que rompe en mil pedazos las esperanzas y sueños pero, con el tiempo he llegado a conocerla y esperar con paciencia su marcha. Mi arma de combate es la heladora indiferencia.
Ella, la enfermedad, es una afortunada por tenerme de compañera. Está atendida por los mejores médicos. Le proporciono comida sana y saludable. Realizo el ejercicio adecuado según su energía. Le regalo risas, imaginación, voluntad y ánimo. Le presento a mis amigos, amor, hijos y nieto con los que comparte muchos momentos agradables y sobre todo…. No me enfado prácticamente nada con ella a pesar de que es muy pesada y suele dar bastante la lata. Tiene suerte porque le he enseñado a mirar el sol a través de la nubes y participa en mi creación dejando su huella en cada obra. Es una afortunada porque está en cada pincelada, porque con los años he encontrado el lugar que le corresponde y allí está situada. Y también porque vive su verdad y se lo permito. Aún así ella reniega y en muchas ocasiones me hace daño mostrando con ello su rebeldía. Le gustaría ser más importante. Escuchar decir de mi boca que somos la misma persona. Que ya no puedo construir mi vida sin ella. Que es el eje donde giran mis días. Que solamente ella mueve los hilos de mis risas y mis tristezas. Que tiene el control de las horas. Pero no es así y lo sabe. Somos dos y vivimos en mundos diferentes. Su afán de protagonismo invade el mío en varias ocasiones porque conoce las grietas por donde filtrarse hasta llegar al mío hasta que llegue un día que las fisuras no existan y se quede fuera, viviendo su verdad y como mera espectadora de la mía.
Es astuta pero no inteligente. Si lo fuera sabría que el amor, el deseo y la pasión son los tres reyes de mi reino. La sensibilidad, la voluntad y la paciencia sus consortes. Y..que son grandes estrategas ante los ataques exteriores. Quizá hayan perdido alguna batalla pero salen siempre fortalecidos para triunfar en la guerra.


Vivimos juntas pero no somos una.